La cultura científica moderna necesita desesperadamente un cambio. Hoy en día, la “ciencia” implica grupos de especialistas que trabajan en disciplinas dispares mientras buscan respuestas a preguntas estrechamente definidas que tienen poco o nada que ver con el mundo real y viviente. Sin embargo, durante los últimos años se ha producido un cambio hacia enfoques más integrados y holísticos de la forma en que vemos y entendemos nuestro mundo. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer en este ámbito. La mayoría de la gente ha llegado a aceptar una cultura fragmentada en la que la ciencia nos ha aislado del mundo natural que nos impregna y rodea, lo que nos lleva a sentir que podemos manipularlo y dominarlo como queramos.
Brian Goodwin, el aclamado autor de Cómo el leopardo cambió sus manchas, defiende una visión que ve la naturaleza como redes de relaciones complejas e interrelacionadas. Propone que, antes de que podamos volver a trabajar en armonía con la naturaleza para lograr una verdadera sostenibilidad, debemos adoptar una nueva ciencia, un nuevo arte, un nuevo diseño, una nueva economía y nuevos patrones de responsabilidad. Debemos estar dispuestos a darle a la naturaleza lo que le corresponde: debemos reconocer lo que realmente le debemos al mundo natural y resistir la explotación egoísta.