18 conferencias, Stuttgart, 1 al 18 de enero de 1921 (CW 323)
“Como ves, lo más importante para mí ha sido provocar en ti una experiencia de la armonía entre la constitución humana y la estructura del cosmos. Si realmente has seguido hasta aquí, no podrás considerar esta armonía como un pecado contra el espíritu de la ciencia” (de la conferencia 16)
¿Cuál es la relación entre el ser humano y el mundo de las estrellas? ¿Podemos comprender la estructura y el movimiento de los cuerpos celestes únicamente a través de matemáticas avanzadas, o existe en realidad un punto más allá del cual las funciones matemáticas ya no se aplican? ¿Podemos, de hecho, trascender los límites del espacio tridimensional a través de nuestro pensamiento?
En dieciocho animadas conferencias pronunciadas a principios de 1921, Rudolf Steiner se sumerge profunda y valientemente, aunque cuidadosamente, en estas y otras cuestiones profundas. Sus conclusiones e indicaciones para futuras investigaciones son a la vez fascinantes, estimulantes y muy posiblemente revolucionarias en sus implicaciones.
El tema de estas conferencias no es la astronomía, considerada en sentido amplio, sino la relación de la astronomía con los demás campos de las ciencias naturales. Como hace en otros lugares, Steiner sostiene que la rígida especialización que prevalece en los esfuerzos científicos no nos acercará en absoluto a una comprensión integrada y singularmente comprensible de la realidad de nuestro mundo. En particular, no será posible comprender verdaderamente el funcionamiento del universo hasta que su espejo, el estudio de la embriología humana, sea reconocido como tal y penetrado con esta relación reflexiva en mente.
Steiner demuestra una vez más ser un comentarista absolutamente único y magistral de la historia científica e intelectual, así como una luz viva que ilumina un posible camino a seguir para el progreso humano y el autoconocimiento.