“Nuestro Dios es el Dios del Cielo y la Tierra, del mar y el río, del sol, la luna y las estrellas, de la alta montaña y el humilde valle.” —San Patricio
En esta antología, las historias de los santos celtas se intercalan con versos, oraciones y dichos atribuidos a esos antiguos sabios, desde Patricio y Brígida, pasando por Brandán y Columba, hasta Aidan y Cuthbert.
No se sabe con certeza cuándo ni cómo llegó el cristianismo a esos confines más occidentales. Parece haber estado siempre presente. La leyenda cuenta que los bardos irlandeses asistieron a los acontecimientos del Gólgota "en espíritu". En la tradición celta, existe una continuidad en el proceso cósmico. Para los celtas, la muerte y resurrección de Cristo fue una sanación que permite la reconciliación entre la humanidad y la naturaleza en Dios. En este sentido, el cristianismo siempre estuvo presente en Irlanda, y buscamos en vano su origen histórico.
Si la Iglesia celta hubiera sobrevivido, tal vez la fisura entre el cristianismo y la naturaleza, que se fue ampliando a través de los siglos, nunca habría fragmentado nuestra actitud occidental hacia la naturaleza y el universo.